viernes, 17 de febrero de 2012

Los ingredientes con los que se cocinó la captura: “Jack”, el hombre que traicionó a “Artemio”.

Los ingredientes con los que se cocinó la captura: “Jack”, el hombre que traicionó a “Artemio”, la inteligencia electrónica, el trabajo de campo de “René” y “Bica” y los fondos para pagar informantes y colaboradores. Por Gustavo Gorriti. En sus largos años como jefe senderista en los bosques del Alto Huallaga, ‘Artemio’ llegó a conocer lo suficiente de rutas, atajos, escondites y emboscadas como para no temer especialmente ni a los grandes cercos militares ni a las patrullas selectas. Aprendió, sí, a tenerle mucho miedo a las traiciones de su propia gente. Trató de impedirlas, pero nunca lo logró. En la entrevista que le hicimos el primero de diciembre pasado fue evidente la preocupación de ‘Artemio’ por su seguridad. Luego que llegamos al lugar de la entrevista, nos informaron que nadie, ni los boteros, podría abandonar el lugar hasta que nos fuéramos todos a la vez. En el campamento, hubo en todo momento centinelas vigilantes. Desde los que pasaron varias veces por la noche por el lugar en el que dormitábamos, alumbrándonos con las linternas, hasta los que surgían entre los arbustos cuando alguno se levantaba para apaciguar demandas diuréticas. En las comidas, vimos que ‘Artemio’ esperaba a que otros coman antes de hacerlo él. El jefe senderista buscaba comprender cómo funcionaba la inteligencia electrónica utilizada en contra suya. Al contarnos cómo había reaccionado ante los cercos de las fuerzas de seguridad, mencionó más de una vez al ‘avión espía’ de la DEA, que, según dijo, le sirvió para alertarlo e interpretar mejor el movimiento de los helicópteros. Pero el tono cambiaba al hablar sobre los colaboradores, las traiciones y las infiltraciones que le habían significado golpes terribles y decisivos. En pocas cosas el jefe senderista empeñó tanta energía como en prevenir, por terror o contrainteligencia, ese desmoronamiento gradual que le devolvía con creces, igual de inesperado pero mucho más contundente, el resultado de las emboscadas que él antaño perpetró. Era difícil sorprenderlo, él lo sabía, pero menos difícil traicionarlo. Para actuar él contaba con un contingente armado propio, jóvenes casi todos que hacían lo que él describió como el ‘servicio militar’ senderista. Él conocía a las familias y todos sabían que estas respondían por aquellos. Los reclutas senderistas parecían bien entrenados y disciplinados. Su formación política era, si acaso, muy pobre. Todos, sin embargo, parecían respetar y guardar una lealtad sin fisuras a ‘Artemio’, el viejo senderista que ya había ensangrentado el Huallaga antes que ellos nacieran. Su caudillo, antes que su camarada. Pero ese día, entre ellos, ya había uno que tenía otro seudónimo no precisamente senderista. El que le pusieron los agentes de la Divinesp y la DEA que lo captaron y que ya lo manejaban. Era ‘Jack’, que nos vio llegar a los periodistas y entrevistar a su jefe. Él y los demás escucharon a su jefe reconocer su derrota irreversible. Eso pudo hacer dudar a varios, pero no a ‘Jack’. Impenetrable en su disimulo, esperaba la orden de actuar. ‘Artemio’ estuvo alzado en armas desde 1983. Aun severamente golpeado, su fuerza era su experiencia. Pero los policías que lo enfrentaron eran tan experimentados como él. Cuando, a comienzos de la década pasada, el entonces nuevo gobierno democrático decidió poner bajo la dirección de la Policía la lucha contra ‘Artemio’ en el Alto Huallaga, éste era todavía más fuerte que los senderistas del VRAE, con quienes ya se había pasado de la discusión al enfrentamiento. Los mandos policiales que en poco tiempo marcaron la diferencia en el Huallaga provinieron del GEIN, el brillante grupo que capturó a Abimael Guzmán en septiembre de 1992, o fueron influenciados por él. Entre los veteranos del GEIN, el principal fue el primero coronel y luego general Luis Valencia Hirano, quien tuvo a su cargo la lucha contra Sendero cuando el Frente Huallaga estuvo bajo el mando del enérgico general Edwin Palomino. Luego, Valencia Hirano, secundado por varios otros oficiales del GEIN, se hizo cargo del Frente y asestó varios golpes que debilitaron sustantivamente a ‘Artemio’. Durante las gestiones de ambos generales fueron abatidos JL y Piero (este último en una operación coordinada por el Ejército). Antes, había caído ‘Clay’, el más importante jefe militar que tuvo Sendero. Entonces entraron en juego otros protagonistas policiales. En la Dirección Antidrogas de la PNP, el coronel Carlos Morán formó un grupo especial dedicado al caso del narcotraficante Fernando Zevallos. El grupo, parte de la división de investigaciones especiales, trabajó en estrecha coordinación con la DEA, que le suministró entrenamiento, fondos y, en ocasiones, supervisión operativa. Morán, que cuando joven capitán sirvió en el GEIN como analista y participó en la captura de Guzmán, logró que la Divinesp se sumara a la caza de ‘Artemio’. Sus dos jefes de grupo, los mayores ‘René’ y ‘Bica’, (Harvey Colchado y Wálter Lozano), se lanzaron a la misión en colaboración eventual y competencia permanente con la Dircote y, luego, con la Digimin (la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior). Aunque lo que cuenta son los resultados, hay que decir que la competencia fue desigual. Ambos grupos eran muy buenos y tenían el mismo origen (Bica sirvió en la Dircote antes de pasar a la Divinesp), pero al lado de una austera Dircote, que con frecuencia no tenía dinero ni para lo elemental, la Divinesp contó con el apoyo profesional, tecnológico y financiero del gobierno estadounidense. Eso les dio una clara ventaja y, al final, el éxito, pero destaca a la vez, por contraste, el mérito de la Dircote primero y de la Digimin al final. El programa ‘Constelación’, de interceptación telefónica, empezó a funcionar desde mayo de 2009, con equipo estadounidense, pero bajo la supervisión del Ministerio Público. La combinación de inteligencia electrónica (interceptación telefónica y avión espía de la DEA en ocasiones) con el trabajo de campo de René, Bica y el puñado de policías que trabajó con ellos, además de los fondos para pagar a informantes y colaboradores, y con la presencia y control del Ministerio Público, tuvo resultados dramáticos. ‘Sergio’, el líder senderista, fue entregado por su pareja, que le administró subrepticiamente un somnífero. ‘Sergio’ despertó esposado y su pareja con el derecho a una sustancial recompensa que la PCM no parece haber pagado todavía. La captura de ‘Izula’ significó, en cambio, según fuentes enteradas, algo así como 60 mil dólares para los colaboradores que lo capturaron, de fondos estadounidenses. Así, al terminar 2011, cuando ‘Artemio’, luego de perder a casi todos sus lugartenientes, reconoció su derrota, la Divinesp decidió que había llegado el momento de actuar. Ya tenían a ‘Jack’ como colaborador dentro del contingente de ‘Artemio’. A través de él sabían dónde estaba, qué hacía, cómo decidía y quién lo acompañaba. A la vez, sabían que la Digimin, con un grupo operativo dirigido por el comandante “Chicha” Durán, e integrado por otros veteranos del GEIN, tenía también inteligencia accionable sobre ‘Artemio’. La emulación, o competencia, tomó visos de carrera. El plan final se llamó ‘Crepúsculo’, se organizó bajo la supervisión de la 4a Fiscalía Penal supraprovincial y definió el mes de febrero, entre el uno y el 27, como plazo de ejecución final. El arresto de ‘Dante’ les permitió acceder a más información. Y a fines de enero pudieron infiltrar a otros tres colaboradores dentro del contingente de ‘Artemio’. Sin saberlo, el líder senderista ya caminaba con cuatro agentes armados al servicio de la Policía a su lado. El plan era que cuando atacara la patrulla de ‘René’ y ‘Bica’, los colaboradores eliminaran a ‘Artemio’ y provocaran así el desbande del grupo. En los hechos, pese a la estrecha cobertura electrónica, hubo una descoordinación con la patrulla, que no llegó, y ‘Jack’ se jugó y disparó con su escopeta contra ‘Artemio’. El desenlace ya es conocido. En perspectiva, fue una feliz descoordinación. El resultado fue, al final, mucho mejor: una victoria limpia, con resolución impecable, que prestigia a la democracia y al país, y señala, con los ajustes necesarios, el camino a seguir en el VRAE desafiante y letal.(Gustavo Gorriti)- Caretas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario